lunes, 4 de abril de 2011

Baraona quedará deshabitada antes de 2045..

De seguir la tendencia de los últimos cien años, que ha sido constante casi de forma lineal, la gráfica muestra que el municipio dejaría de existir en 2050, y el pueblo de Baraona, que tiene una caída de población algo más pronunciada, dejaría de tener un solo habitante en el año 2045 (dentro de 34 años).
En el eje vertical, número de habitantes.  El año en el eje horizontal.  (cliquear con el ratón para ver en detalle)
Esta evolución es común a varios pueblos de la provincia de Soria, y no hay señal que indique que va a cambiar algo en un próximo futuro. Al contrario, cuando la población llegue a un mínimo ya no será posible mantener servicios básicos de agua potable o comercio, a no ser que se subvencionen generosamente por los habitantes de otros lugares, y la caída se hará de forma brusca. Cualquier banda de ladrones podrá llegar un día, llevarse las campanas de la iglesia o asaltar propiedades ajenas sin que nadie lo note hasta pasado un tiempo (ya está pasando eso en algunos pueblos). Tampoco esta situación es una maldición del cielo, sino un fin buscado desde los centros de poder provinciales y autonómicos, apoyados siempre en los votos de aquellos que quedan como vecinos y ven bien seguir acapararando propiedades, subvenciones y poder, con la finalidad de quedarse como nuevos latifundistas, impidiendo de varias maneras que cambie la tendencia actual, sin darse cuenta que ese camino no lleva a ninguna parte.

A mi juicio, lo que se necesita es cambiar la tendencia de desaparición que nuestros pueblos llevan, y eso no se arregla lavando la cara y manteniendo simplemente lo que debe ser mantenido por obligación.

Se echan en falta nuevas ideas y sobre todo de previsión del futuro. Quizá haciendo borrón y cuenta nueva partiendo de lo que hoy día es favorable, para abrir nuevas actividades, como se ha hecho en las zonas que progresan. La agricultura y ganadería son el sector predominante, pero no ahora no necesita más gente para trabajar en ello, por lo cual hay que dejar aparte lo que se asocia a la "ruralidad" para entrar en la diversidad de actividades, que es lo normal en cualquier otra parte. Podría hacerse urbanizable todo lo que son las eras, o delimitar donde pueden radicarse las instalaciones ganaderas; podrían ser señaladas las calles con sus nombres, planificar para que a medida que las casas se convierten en ruinas, se vayan haciendo circulables, pues seguimos con las anchuras de la mula con el serón cuando lo que circula son tractores y otros vehículos a motor. (Foto de Hubert con la última mula de Baraona)

Muchas ideas tendrían que recogerse y ser discutidas pero vemos que no existen cauces donde exponerlas, y menos donde discutirlas.

Debiera notarse que hay vida en un pueblo que parece muerto fuera de los umbrales de las puertas. No están mal las indicaciones sobre pajaritos y brujitas (sobre todo si los hubiera realmente),  mientras falta la indicación de dónde para el autobús cada día y cuáles son sus horarios.

Por último, quienes rigen los destinos de nuestros pueblos deben dejar de ser solo "los que mandan" para ser los que gestionan, y ser los defensores y apoyo de cualquier iniciativa privada, en lugar de dirigir los asuntos públicos calladamente, teledirigidos desde la Diputación o los cargos autonómicos, sin ninguna traza de participación democrática.

Sigo sin comprender por qué Alpanseque y Marazovel no pertenecen al mismo Ayuntamiento, si es que tan buena es la asociación de pueblos de esta forma que establecieron. O por qué Jodra no está integrado con Villasayas.

No parece que en su momento tuvieran los vecinos algún poder de decisión sobre esos asuntos públicos, ni que se vea posibilidad de que así sea en el futuro. Desde lejos, y con la perspectiva de lugares mucho más poblados, también es difícil de comprender cómo se pueden mantener ayuntamientos para 30, 50 o 200 habitantes, más o menos los habitantes con los que uno vive en la escalera de una casa de pisos. Si las estructuras actuales de provincias y ayuntamientos hubieran servido para corregir estos desequilibrios, tendrían sentido; pero visto que lo que han hecho es lo contrario, lo mejor sería que cuanto antes desaparezcan.

Es lo que tienen estas épocas de crisis: cuando todo va bien, parece que se pasan por alto ciertos comportamientos, aunque no sean comprensibles. Pero en tiempos de cambio y crisis, debiéramos exigir revisión profunda de todo, incluso lo que parece que está de forma correcta, pues todo es mejorable. No hacerlo supondrá la desaparición lisa y llana de estas sociedades en un plazo ya muy próximo.

Nadie de fuera va a venir a allanar nuestro camino y a indicarnos el futuro que nos interesa. Peor aún: ya estamos viendo cómo desde fuera nos vienen a mandar dónde tenemos que echar las reses muertas, a impedir la limpieza, y con ello el deterioro que estamos viendo de nuestros humedales, dónde nos diseñan y colocan unas mesas blancas que llevan tres años y todavía no he visto a nadie sentado en ellas, qué permiso tenemos que pedirles para cortar la leña del árbol que plantaron nuestros antepasados. A los agricultores y ganaderos les ordenan qué tienen que sembrar, cuántos árboles deben plantar, qué zarza no deben cortar, qué plantas salvajes no se deben tocar. Todo para nada, porque siguiendo las instrucciones recibidas (algunas bajo pena de multas) no se ha conseguido nada positivo, ni se conseguirá, porque quienes ponen esas leyes están en la creencia equivocada que el campo se ha cuidado y ha sobrevivido hasta ahora solo, sin intervención humana. El equilibrio del campo dependía de la optimización de su aprovechamiento, y ha sido roto por las políticas subvencionistas de la PAC en manos de burocracias provinciales y autonómicas.  Para eso serviría una autoridad y una autonomía municipales, no para ser correa de transmisión de lo que ordenen poderes e intereses ajenos. Por muchas sonrisas y lavados de cara que se hagan en época de elecciones, no podemos ni debemos olvidar los desprecios y zancadillas que se nos han puesto en los tiempos pasados.

A. García.

Datos estadísticos de los gráficos, obtenidos en Wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Baraona
Foto de la última mula de Baraona, (foto de Hubert, mula de Urbano) en Google Earth
Mapa de maps.live.com
Enlaces: Urbanismo  y  Ecología.

4 comentarios:

pilar olmo dijo...

HOLA
lo que creo angel es que esto solo lo debes ver tu, hay gente que hablas con ella y para mi que esta coacionada por muchos temas de conversación, porque si te comentan hoy es una cosa y te dan la razón y luego alucinas como yo alucino,

¿QUE TAL POR SUIZA?
besitos

Anónimo dijo...

Hola Angel:
Es triste, pero es la pura realidad¡¡¡
Hay muchos pueblos pequeños que en 5-10 años quedarán deshabitados....
Saludos.
Carlos Yubero

angel dijo...

Me he dado cuenta al repasar la gráfica que los datos, por muy oficiales que sean, son falsos, porque antes de 1970 las cifras de habitantes son solo las correspondientes a Baraona, y a partir de 1970 se suman Romanillos, Pinilla y Jodra. De esa manera las estadísticas "disfrazan" la debacle poblacional de los años 60.

Hay que tener cuidado con los datos estadísticos. Antes de 1970 deberíamos sumar la población de los cuatro pueblos, para ver realmente la evolución del conjunto.

Anónimo dijo...

Estadística mejor o no, es la cruda realidad del destino de nuestros pueblos...
Por cierto Angel, ¿ se sabe algo de la reanudación de las obras en la carretera Baraona-La Riba ??.
Saludos
Carlos Yubero