martes, 12 de enero de 2016

Panorama 2016 según Asaja.

Resumido.

La organización de la agricultura y la ganadería ha cambiado mucho en lo que va de siglo y en la próxima década se consolidará una transformación aún mayor, indudable e irreversible .

Más del 70 por ciento de los agricultores y ganaderos superan los 55 años de edad y sólo un diez por ciento tiene sucesor en la explotación. Hasta ahora el déficit de agricultores, de explotaciones, se ha ido paliando con un aumento de la superficie de cultivo asignada a cada uno de ellos. En cualquier pueblo que conozcamos podemos ver que han quedado tres o cuatro agricultores, o puede que ninguno, donde hace sólo veinte años había treinta, cuarenta o más.

La incorporación de moderna maquinaria permite que los productores puedan recorrer decenas de kilómetros para labrar nuevas tierras de cultivo...

Esta solución está a punto de periclitar y con ella el actual modelo de agricultura basado en la explotación familiar.

De la carta de los Reyes Magos al presidente de CyL ·
Pueblos cada vez con más cemento y adoquines, aparentemente más bonitos, pero menos gente, y sobre todo menos jóvenes. A la mayoría de las casas ya no tenemos que entrar, pues no vive nadie, y ahora en invierno menos. Los pueblos se mueren por falta de gente joven que no vive en ellos porque no hay alternativas de empleo, y la calidad de vida es peor al no disponer de servicios básicos.

La despoblación es el principal problema del medio rural. · Los niños no tienen escuela en los pueblos y se tienen que desplazar a las cabeceras de comarca con largos viajes en autobús y los consiguientes madrugones..  

El transporte público en autobús, que antes llegaba a todos los pueblos y hasta con más de una frecuencia, ahora es tan deficiente que en muchos casos no soluciona los problemas.... La falta de trasporte público en los pueblos ahonda en los problemas de soledad y aislamiento de sus habitantes. ·

En los pueblos están desapareciendo los lugares de ocio, fundamentalmente los bares, que son el principal centro de encuentro social. Desaparecen porque no son rentables económicamente, pero también porque se le exigen las mismas normas que a los establecimientos de las grandes ciudades, la misma fiscalidad, y las mismas cargas sociales, cuestiones estas que deberían de revisarse.

Se debe de legislar para facilitar los pequeños negocios en los pueblos, que no son rentables si no se les apoya. 

La asistencia social, tan necesaria con una población muy envejecida que muchas veces vive sola, no cubre a todos los que la necesitan, llega tarde o es de peor calidad con respecto a la que se dispensa en las grandes ciudades. Los jubilados del campo cobran las pensiones más bajas del sistema de la Seguridad Social, pensiones que no les permiten atender sus necesidades más básicas cuando se convierten en dependientes. 

Unas normas urbanísticas que tienen que estar pensadas para dar facilidades y no para poner trabas a quienes todavía quieren vivir e invertir sus ahorros en los pueblos. 

 Los de los pueblos se quejan de que pagan impuestos como en las ciudades, y por el contrario no reciben los servicios que se merecen. Impuestos que valoran el bien rústico o el urbano en los pueblos por encima de su valor de mercado. Que no hay ventaja fiscal alguna por vivir en el pueblo cuidando el medio rural y el medio ambiente; al contrario, la vida en los pueblos hoy resulta más cara que en las ciudades. 

Domiciano Rujo, presidente de Asaja escribe:
Los Reyes Magos de ASAJA entregaban su carbón a la Junta de Castilla y León por el problema más grande que tiene esta Comunidad Autónoma: la pérdida de población y la pérdida de servicios a los habitantes del medio rural. Una cosa va de la mano de la otra, como la pescadilla que se muerde la cola, y en todos estos años los pueblos han ido a menos, sin hacer ruido, y algunos hasta su desaparición. 

Un día cerraba la escuela, otro el médico empezaba a espaciar las visitas, otro dejaba de verse por allí a la patrulla de la Guardia Civil, otro se quitaba la misa, otro el coche de línea suprimía la parada… Y así, hasta lo que tenemos hoy. 
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No basta con estar contra el fin de los pueblos, hay que dotar a sus habitantes de lo que se precisan para poder vivir en ellos.

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